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LA MENTE DE CRISTO

  • edificandonuestroe
  • 29 may 2020
  • 2 Min. de lectura

Todos somos pecadores y estamos muy lejos de ser perfectos.  En cambio, Jesús fue hecho hombre y vivió sin fallas ni manchas.    Las circunstancias de la vida muchas veces nos llevan a endurecer nuestro corazón y comportarnos de una manera perversa.  La maldad que está intrínseca en los seres humanos es debido a nuestra naturaleza pecaminosa y en muchos casos hemos vivido una vida llena de problemas, peleas, errores y malas decisiones tomadas.  Esto muy factiblemente, nos ha llevado a vivir infelices y con nuestro corazón lleno de heridas y resentimientos, lo cual nos hace reaccionar ante los demás de una manera incorrecta y negativa.  Cuando recibimos a Dios en nuestro corazón, “El” comienza un proceso de cambio en nosotros y va trabajando directamente en nuestras mentes.  Dios quiere que tengamos una mente sana y lo más parecida a la de “El”.  La palabra dice:  ¿Quién conoce la mente del Señor? ¿Quién podrá instruirle?» Sin embargo, nosotros tenemos la mente de Cristo


( 1 Corintios 2:19). Esto quiere decir que nosotros mismos podemos tener la mente de Cristo si leemos, estudiamos y meditamos en su palabra.  Y para que quiero yo tener la mente de Cristo?  Pues te voy a responder:  La quiero tener para vivir una vida feliz, alegre, llena de gozo y de mucha paz, solo Dios es el que te puede dar La Paz que sobrepasa todo entendimiento y “El” puede enderezar todo entuerto que estés viviendo y yo soy testigo de eso, por que Dios lo hizo en mi vida, la cambio del caos total a una vida llena de amor y paz.  No estoy diciendo que ahora mi vida sea perfecta pero si tengo la tranquilidad y la confianza que Dios tiene el control y como dice su palabra, nunca me dejará ni me fallará ni me traicionará y ese es el mejor Seguro de vida que se puede tener.  La decisión es tuya, o sigues viviendo infeliz y triste y le sigues creyendo al enemigo, o le entregas el control de tu vida al Rey de Reyes y Señor de Señores.

Dios los Bendiga,

Hugo y Giselle Cardenas.


 
 
 

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