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CONSEGUIR LO QUE QUEREMOS

  • edificandonuestroe
  • 22 may 2020
  • 3 Min. de lectura

Usualmente somos obstinados y queremos conseguir lo que queremos por que si, por que pensamos que estamos en nuestro derecho y no pensamos en los demás, solo en nuestro beneficio. Inclusive hasta nos molestamos con la gente cuando no conseguimos lo que queremos. Otras veces le pedimos a Dios algo y también nos molestamos con “El”, cuando no nos complace con lo que queremos.  Esta forma de pensar y actuar muestra lo inmaduros que somos.  La madurez nos da la paciencia suficiente para esperar y entender que no todo lo que queremos es alcanzable.  Cuando recibimos a Dios en nuestro corazón, “El” comienza a trabajar en nuestra paciencia y sobretodo en nuestra humildad.  El ego es uno de los obstáculos más grandes que tenemos los seres humanos ya que solo alimenta el “Yo”y en muchos casos nos hace arrogantes y soberbios.  La palabra dice:  Bienaventurados los MANSOS, porque ellos recibirán la tierra por heredad» (Mateo 5,5). En Mateo 11,29  dice «Tomad sobre vosotros mi yugo, y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón; y hallaréis descanso para vuestras almas».  Esto quiere decir que cuando Dios amansa nuestro corazón nos prepara para recibir sus bendiciones y sobretodo nos permite aceptar y entender que si no logramos lo que queremos, es posible que sea por que no nos conviene o por que Dios tiene preparado algo mejor para nosotros.  Dios trabaja directamente con nuestro espíritu para que crezcamos espiritualmente. Debemos entender que Dios se comunica con nosotros a través de nuestro espíritu y de esta manera nos va dando las instrucciones que debemos seguir en nuestra vida.  Dios es amor y nos ama inmensamente y “El” quiere darnos lo mejor, quiere que vivamos una vida productiva y de paz.  “El” es el único que puede cambiar nuestra vida de oscuridad a una vida llena de luz.  Pero debemos ser dóciles y obedientes.  Les cuento algo, hace algunos años atrás, estaba yo molesto, hablando con Dios, por que estaba atravesando un problema económico fuerte, y de una manera inmadura le dije: si tú realmente me amaras, me darías lo que tanto te he pedido, y continué, por que así somos los Padres, le damos lo mejor a nuestros hijos, y de repente me vino un pensamiento, cómo si prácticamente me  hubiera abofeteado,  “El” me hizo recordar que en una oportunidad una de mis hijas había comenzado la universidad  y nos había pedido un carro para movilizarse, pero ella estaba portándose mal y estaba rebelde, así que yo hablé con mi esposa y le dije:  Sabes algo, Yo quiero comprarle a ella un carro, pero no lo voy a hacer, por que ella no está preparada para eso, le falta crecer todavía y madurar.  Vez lo que quiero decir? Una cosa es que Dios nos quiere dar lo mejor, pero puede ser que no estemos preparados para recibirlo y “El” sabe que si nos lo diera, nos estaría causando un gran daño, o simplemente eso que tanto queremos no nos conviene, o quizás nos está probando y si pasamos la prueba, nos tiene guardado una mejor y más grande bendición.  Queridos amigos, ya es hora de que crezcamos, que maduremos y que comencemos a comportarnos como adultos responsables y sensatos.  De nuestra capacidad de crecer depende, que más temprano que tarde recibamos las grandes bendiciones que Dios tiene reservadas para nosotros.  Si te acercas a Dios y le entregas el control y la dirección de tu vida, verás cómo al igual que yo, recibirás unas cuantas bofetadas durante tu proceso de cambio y crecimiento, pero ésto te hará madurar y crecer tanto espiritualmente que comenzarás a experimentar una nueva vida llena de amor, felicidad y paz.  La decisión está en tus manos.  Dios los bendiga,

Hugo y Giselle Cardenas.

 
 
 

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